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Re: Foro 1

por Krisbel Figueira - Número de respuestas: 0
Me parece interesante que sea considerado algo placentero y tranquilo el dar consejería, pero que la realidad sea totalmente lo opuesto a eso. Gary Collins, en el libro Consejería Cristiana Efectiva, nos muestra cuatro principios que pueden ayudarnos a prevenir tensiones.
Necesitamos tiempo a solas. Siguiendo el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, vemos que es de suma importancia el tiempo de separarse. Desconectarse de las responsabilidades y de las cargas de la rutina diaria para tomar un descanso es esencial para mantener estabilidad y renovar fuerzas. Incluso Jesús se apartaba de las multitudes para orar, descansar y pasar tiempo con sus amigos, y eso le permitía estar siempre preparado para servir.
Necesitamos compartir responsabilidades. Incluso Jesús, quien fácilmente pudo vivir su vida sin la ayuda de nadie, buscó delegar responsabilidades importantes a otros. Él entrenó y confió en sus discípulos, y eso nos enseña que no debemos cargar solos con todo el trabajo. Compartir las tareas y apoyarnos en otros nos ayuda a evitar el agotamiento y a ser más eficaces.
Necesitamos apoyo de otros creyentes. Ningún consejero puede caminar solo. Dios nos diseñó para vivir en comunidad, y es en esa comunión con otros creyentes donde encontramos ánimo, consuelo y recordatorios de la verdad cuando estamos bajo presión. Así como Jesús buscó compañía en sus discípulos en momentos difíciles, nosotros también debemos rodearnos de personas que oren con nosotros y nos sostengan en fe.
Necesitamos oración. A través de ella encontramos renovación, dirección y fuerza. Jesús mismo, después de días largos y agotadores, se apartaba para hablar con el Padre. Si Él, siendo el Hijo de Dios, dependía de la oración, cuánto más nosotros la necesitamos para permanecer firmes y sensibles en el ministerio.
Estos cuatro principios —el descanso, el trabajo en equipo, el apoyo de otros creyentes y la oración— nos recuerdan que el servicio no debe hacerse desde el agotamiento, sino desde la dependencia de Dios y el equilibrio que Él mismo modeló.