Me llamó mucho la atención cómo se presenta la relación entre fe y razón en el pensamiento cristiano clásico. Dos figuras centrales son san Agustín y santo Tomás de Aquino, quienes, aunque desde enfoques distintos, muestran que no hay contradicción entre creer y pensar, sino más bien una profunda complementariedad. San Agustín propone que la fe es el punto de partida para llegar al entendimiento. Su frase “cree para entender” resume su convicción de que, sin fe, la razón queda limitada. Para él, la verdad no está en primer lugar en los argumentos racionales, sino en la experiencia interior del alma que busca a Dios. Esta visión me pareció muy profunda, porque muestra que la fe no es irracional, sino una manera de abrirse a una verdad más alta. Por otro lado, santo Tomás de Aquino plantea una relación más equilibrada entre razón y fe. Afirma que ambas vienen de Dios, por lo que no pueden contradecirse. La razón puede conocer algunas verdades por sí misma, como la existencia de Dios, mientras que otras, como los misterios de la fe, solo se conocen por revelación. Me parece admirable cómo logra unir el pensamiento filosófico de Aristóteles con la teología cristiana, dándole a la razón un papel importante sin restarle valor a la fe. Algo que me pareció muy relevante es que estos pensadores no ven la filosofía como algo separado de la vida espiritual, sino como una herramienta para profundizar en ella. No se trata solo de pensar bien, sino de vivir bien, con sabiduría. En un mundo como el actual, donde muchas veces se separa lo racional de lo espiritual, este enfoque sigue siendo un gran desafío y una invitación al diálogo. En resumen, esta lectura me ayudó a entender que fe y razón no son caminos opuestos, sino complementarios. La fe orienta y da sentido a la razón, y la razón ayuda a profundizar y defender la fe. Me parece que recuperar esta visión puede enriquecer mucho nuestro modo de pensar y vivir hoy como cristianos.
Bibliografía
Castillo Córdova, Genara. Introducción a la Filosofía (Introducción al pensamiento clásico). Piura: UDEP, 2013.123 – 141.