Para fortalecer el
cambio y que se quede en la cultura de la organización, es importante que no lo
veamos como algo pasajero, sino como parte del día a día. Esto se logra
haciendo que las nuevas formas de trabajar, pensar o actuar se repitan
constantemente hasta que se vuelvan normales y naturales para todos.
Para anclar esos nuevos
puntos de vista, hay que:
1.
Reconocer y celebrar los logros para motivar a las personas a seguir en el
camino del cambio.
2.
Involucrar a los líderes y colaboradores en todos los niveles, para que sean ejemplo y
promotores del cambio.
3.
Incorporar las nuevas prácticas en los procesos, políticas y formación, para que estén integradas
oficialmente.
4.
Comunicar siempre la importancia del cambio y cómo aporta al éxito de
la organización, manteniendo la visión clara y presente.
5.
Dar seguimiento y apoyo continuo, corrigiendo lo que no funcione y reforzando
lo que sí.
Así, el cambio se
convierte en parte natural de la cultura, y no en algo que se olvida o se
abandona con el tiempo.