Ha destacado de forma acertada las tres características esenciales de un buen éxito a corto plazo: visibilidad, claridad y conexión directa con el cambio. Estas cualidades aseguran que el logro sea real, motivador y estratégico.
Además, los seis beneficios que menciona muestran cómo estos pequeños triunfos fortalecen la transformación desde varios ángulos: motivación del equipo, validación de la visión, derrota de la oposición, y mantenimiento del apoyo interno. Esto evidencia que los éxitos tempranos no son solo motivacionales, sino también estratégicos.
Celebrar estos logros no es un lujo, sino una necesidad. Reconocer el avance fortalece la confianza, genera energía positiva, y marca el ritmo hacia los siguientes pasos del cambio. Una cultura que celebra el progreso, por pequeño que sea, es una cultura que avanza con esperanza y dirección.