Según el escritor de nuestro libro de texto el que padece una enfermedad moral principia cualquier ministerio con este tipo de pacientes es con nuestras propias actitudes, a la mayoría de los creyentes, no nos gusta pensar acerca de la muerte, probablemente la mayoría de los cristianos esperan estar entre el grupo selecto que no verán muerte y que irán directamente a esta con Cristo (1 Tesalonicenses 4:16-17). El consejero necesita considerar que dice la biblia acerca de la muerte y la resurrección, el discutir acerca de los arreglos funerarios con la familia, no tiene que ser necesariamente una situación contraproducente, por el contrario, es un ejercicio que hace la muerte mas fácil. Este tipo de consejería debe de caracterizarse en que el consejero debería ser flexible para discutir los temores y las frustraciones, para traer consuelo y animo de las escrituras, para escuchar pacientemente y en ocasiones simplemente para sentarse y escuchar en silencio, nosotros podemos ayudar a la familia a entender las etapas citadas y el consejero puede reconocer que los familiares están pasando por unas etapas similares a las del mismo paciente, también el escritor dice que en ocasiones un consejero puede ayudar en la discusión de planes prácticos para el futuro y puede animar a los involucrados a reconocer y conversar acerca de los sentimientos, que tan frecuentemente se hacen presentes en el tiempo de la muerte, incluyendo la culpa frecuentemente se evade discutir sobre la muerte y muchas veces por eso se dejan fuera decisiones importante.
